UNIVERSIDAD DEL VALLE
FACULTAD DE ARTES INTEGRADAS
ESCUELA DE COMUNICACION SOCIAL

LOS MEDIOS EN LA UNIVERSIDAD:
APUNTES PARA LA RECUPERACION DE UNA MEMORIA
-Diagnóstico y Prospectiva-
Santiago de Cali, marzo de 1999

4. LOS MEDIOS EXTERNOS O MASIVOS

"Se puede y se debe luchar contra los índices de audiencia en nombre de la democracia"

Pierre Bourdieu

Durante un tiempo relativamente significativo, la institución universitaria colombiana no consideró necesario ni urgente contar con sus propios medios de comunicación masiva, especialmente de Radio y Televisión. En cuanto a los impresos, particularmente libros y revistas (de larga periodicidad y escaso tiraje), diríase que por tradición más o menos secular, han estado vinculados a la singularidad, al quehacer y al sistema de prestigios y reconocimientos simbólicos propio del universo académico.

El nacimiento de medios de comunicación de alcance masivo en la Universidad fue una iniciativa claramente surgida de ámbitos académicos como la Escuela de Comunicación Social, donde se debatió el sentido y alcance que debían tener, sin soslayar la problemática articulación entre dos lógicas de producción cultural que poco se avienen. Gestar medios masivos desde la Universidad era un reto no solo para el quehacer universitario sino también para el modo de funcionamiento mediático. Quizás por ello parece tan significativo que ninguno de los proyectos de creación de medios actualmente existentes en la Universidad haya mantenido la tutela de una unidad académica. Solo coyunturalmente, como es el caso de la Escuela de Comunicación Social, han sido llamadas a brindar su participación (y acaso su legitimación universitaria). Pero, aún así, no deja de llamar la atención el que -a las primeras de cambio- la participación profesoral se haya debilitado, el carácter académico del proyecto también haya desaparecido y todas los medios terminen como empresas comerciales ("Consorcios") adscritas a la Universidad.

4.1 La Programadora de Televisión UV-TV: historia

Uvtv surge como productora universitaria de televisión con el nacimiento de Telepacífico en 1988, como un empeño del entonces Departamento de Ciencias de la Comunicación, buscando materializar el liderazgo logrado por la Universidad en la creación del Canal y como una forma de propiciar una televisión que respondiera a la demanda de calidad, pertinencia, representatividad y participación que la televisión nacional, mercantilizada y centralista, no podía ofrecer al publico de la región.

La propuesta inicial se centró en lo que podía ofrecer la Universidad a la región desde su trabajo habitual, en la idea de participar del canal en calidad de Universidad Pública (derecho que se establece en el estatuto de los Canales Regionales); propuesta a la que se le objetó los malos espacios asignables, pues los demás serían licitados por programadoras privadas. Planteada como espacio ideal para desarrollar las potencialidades del Departamento de Ciencias de la Comunicación y de su Plan de Estudios en Comunicación Social, así como para establecer un vínculo permanente entre el trabajo de otras unidades académicas y la región, la productora se erigía como un medio propicio para la articulación de la investigación, la docencia y la extensión.

Después de examinar las condiciones que el Canal brindaría a una Productora Universitaria respecto a lo que ofrecía a las demás Programadoras, y evaluando la factibilidad de sostener una programación exclusivamente con recursos internos, se propuso fundar una "Productora cívica de medios" y, con el concurso de otras Instituciones y Fundaciones , ser una Programadora que compitiera en igualdad de condiciones con las privadas que nacían en la región .

Bajo la Rectoría de Harold Rizo y la dirección de Doris Eder se consolida la propuesta de ser Programadora, pero se desecha la opción de "Productora Cívica"30 por la de una Programadora de la Universidad; nace así UV-TV, formalmente instituida durante la administración Galarza, quien por medio de la resolución 124 de 1991 constituye "la Programadora de Televisión de la Universidad del Valle -UV-TV", como "una estructura ágil y profesionalmente competitiva para aspirar a mantener un mínimo de horas semanales de su programación en el canal". La modalidad escogida implicó su organización como una empresa relativamente autónoma de las otras dependencias de la Universidad y, aunque Ciencias de la Comunicación siempre estuvo presente (en los Comités de Dirección, de Programación, en la elaboración de propuestas de programas y de los pilotos, etc.) y muchos estudiantes de Comunicación Social terminaron siendo empleados de la Programadora o sus trabajos del área audiovisual nutrieron sus espacios, prevaleció una separación clara entre la lógica interna de la empresa televisiva y el modo de funcionamiento del ámbito académico, al punto que Comunicación Social perdió los espacios y equipos de docencia en el antiguo Cree31 y no pudo substituirlos en la rutina de producción de la Programadora.

Por petición del Rector de entonces, dos profesores del Departamento elaboran una propuesta de "Red de Comunicaciones de Univalle" (2 de septiembre de 1991), en donde se precisa el sentido que el Departamento de Comunicación Social le encontraba, en esa época, a UV-TV:

"La programadora de televisión de la Universidad debe actuar en consecuencia con su carácter regional, no sólo desde el punto de vista geográfico, sino desde su significación cultural, es decir, debe reconocer y tener en cuenta la diversidad existente en la región. No sólo ocupándose de esa diversidad como tema, sino propiciando también su expresión y participación. Debe enfocar sus cámaras y abrir sus micrófonos a las minorías, tanto como a las mayorías.

UV-TV debe manejar con discreción el chantaje del rating que identifica el máximo de audiencia con el máximo de comunicación, porque lo único que ésta medición registra es el número de televisores encendidos y no cuántas personas están mirando, quienes son y cómo están haciéndolo. A UV-TV le debe importar la calidad de la mirada de las minorías.

Si bien un programa de UV-TV puede difundir buena parte de nuestro quehacer universitario, no es el objetivo de la programadora el de publicar toda actividad científico-cultural que acontezca en la Universidad. La calidad de los programas es la mejor propaganda que la Universidad puede hacerse. Es preferible que hablen de la Universidad a partir de sus realizaciones, y no que la Universidad hable de sí misma.

La calidad, tal como la concebimos, va estrechamente ligada a la innovación, o por lo menos, al rompimiento con los modelos gastados de la televisión central. UV-TV debe aprovechar que hay nuevos objetos captados en la región por nuevos sujetos, y debe crear, por lo tanto, nuevas formas de comunicación.

UV-TV debe concebir una programación que siendo estéticamente novedosa e intelectualmente rica, posea la suficiente fuerza comercial para competir en el mercado de la televisión de antena abierta.

En los programas de opinión y magazines, se privilegiará el análisis antes que la noticia escueta e inmediata, de tal manera que se ofrezca, además de un punto de vista especializado, otros elementos de juicio para que el espectador pueda sacar sus propias conclusiones.

En los programas documentales se buscará la expresión autónoma de los ‘documentados’, dándoles la oportunidad de participar así en la realización del programa.

La realización de dramatizados será un objetivo a largo plazo, debido a su cuidadosa y costosa elaboración, pero la programadora irá mejorando a sus artistas y técnicos, con el propósito de llegar paulatinamente a la estabilización en la producción de dramatizados".

La consolidación de la programadora enfrenta muchas dificultades, por su carácter híbrido: no era una entidad que se rigiera fundamentalmente por la lógica del mercado y por el régimen legal privada, pero tampoco era una productora universitaria que atendiera exclusivamente a los intereses académicos; debía posicionarse en ese mercado y competir con calidad sin contar con la flexibilidad administrativa y de gestión de la empresa privada, pero amparada, incluso económicamente, por el carácter de institución de la universidad pública.

Aunque algunos directores de UV-TV han señalado que buena parte de los problemas de la Programadora radican en ese estatuto híbrido, fue este aspecto el que -desde su surgimiento- suscitó el más vivo interés de las otras programadoras universitarias nacientes, de los nuevos canales regionales, de las instancias reguladoras del medio y de los académicos; se decía que "UV-TV ha demostrado que la Universidad tiene mucho que decirle a las audiencias, que la televisión es un asunto tan importante que no se puede dejar únicamente a los que pretenden convertirla en un coto de los mercados"32 y, sin duda, se puede afirmar que -gracias a esta particular articulación entre lo universitario y la lógica mediática- ha sido posible que esta empresa de televisión todavía subsista33.

4.1.1 Estructura organizativa

La autonomía relativa de la programadora respecto de la lógica académica se logró, aprovechando la experiencia de gestión del Cree, instituyendo inicialmente un Consejo de Dirección -luego Junta Directiva- que fijaba las políticas, en donde tomaban asiento tanto las directivas de la Universidad como los académicos interesados, un Director que ejecutaba las políticas, gestionaba administrativamente la Programadora y coordinaba la dinámica empresarial con los requerimientos universitarios, apoyado en Comités Asesores de Programación y Editorial (para el espacio de opinión "Divergencias") donde se vinculaban los aportes de un grupo de connotados docentes.

En cuanto a la producción, cada programa tenía su Director (quien asumía, con bastante autonomía, las recomendaciones del Comité de Programación y del Director de UV-TV), un productor de campo y un equipo de realización, coordinados por un Jefe de Producción.

Aunque en el comienzo de la Programadora los Comités eran fundamentales para la definición de la programación y la evaluación y seguimiento de los programas, manteniendo un vínculo estrecho con algunas unidades académicas (como Comunicación Social), paulatinamente se instauró una lógica gerencial que desplazó el control de la programación de los Comités a la Gerencia (dejó de ser "bien calificada") y las políticas de la Programadora se definieron en una Junta Directiva centrada fundamentalmente en consolidarla como empresa rentable34.

Tanto el modelo de organización empresarial como el enfoque de financiación de los programas, ante la exigencia de la autofinanciación, consolidaron una lógica singular en el funcionamiento de la Programadora, según la cual los programas malos (de alto rating) subvencionaban a los buenos (de calidad, o que respondían al interés universitario) conservando -en la dicotomía entre lo comercial y lo cultural- exigencias diferenciales:

Por un lado, la ausencia de crítica y la subordinación al rating; por el otro, el paternalismo sin preocupación por el vínculo con el público, sin explorar mecanismos de financiación innovadores que les quitaran el carácter (para el gerente de turno) de cargas económicas para la Programadora.

La tendencia empresarial se consolida en 1995 cuando bajo la Rectoría Galarza, la tutela de la Fundación de Apoyo y la gerencia de Argemiro Cortés surgen los "Consorcios": "se trata de poner en funcionamiento un esquema organizativo y financiero de carácter empresarial para que esas empresas funcionen mejor y racionalizar el uso de los bienes públicos", comentaba el Rector en ese momento.

El 7 de abril de 1995, por escritura pública 1003 de la notaría 12 de Santiago de Cali, UV-TV se convierte en Consorcio, donde la Junta Directiva ejerce como máxima autoridad. El objetivo de los Consorcios era "darle forma empresarial a ciertas actividades de apoyo a los procesos académicos de la Universidad con el propósito fundamental de que dichas actividades se desarrollen con criterios de eficiencia y eficacia y no generen costos que graviten sobre el presupuesto de la universidad y que su autonomía administrativa y financiera las ponga en la perspectiva de ofrecer a la comunidad universitaria más y mejores servicios y productos."35 (El subrayado es nuestro).

Se ensayaron formas diferentes de financiación, de recorte en costos de producción e incluso se pensó entregar el programa bandera "Rostros y Rastros" (por lo premiado y reconocido a nivel nacional e internacional) al canal, con tal de sobrevivir como empresa rentable, pero la crisis de la Programadora fue creciendo al ritmo del de la Universidad.

4.1.2 La programación

Uvtv ha mantenido cuatro horas de programación regional promedio durante su existencia, en donde se destaca "la buena imagen a nivel nacional por la calidad de sus producciones" 36. No obstante, se generaliza la calificación sobre la programación, a partir de lo logrado fundamentalmente por el programa "Rostros y Rastros", el cual ha tenido un modo de funcionamiento -sui generis- pues se constituyó en un verdadero laboratorio de creación, íntimamente ligado al desarrollo audiovisual de la Escuela de Comunicación Social; ha convocado a reconocidos cineastas de la ciudad, a profesores y un grupo amplio de estudiantes para la producción de una serie de propuestas que buscaban re-crear la realidad de Cali y de la región.

Sin duda, este programa merece especial consideración en cuanto a políticas exitosas de realización televisiva universitaria, pues muestra que es posible posicionarse por calidad en el mercado audiovisual, lograr recursos para su sostenimiento sin depender de la pauta y generar reconocimiento nacional e internacional para la institución, desde una relación fuerte y productiva entre el medio y una Unidad Académica.

Al lado de "Rostros y Rastros", se creó un espacio para el debate, "Divergencias" (también premiado), un programa de divulgación científica: "Eureka" (con reconocimiento nacional), y recientemente: "Pégate al parche", "Ambiencalízate" y "Generación Eco" que, con grados desiguales de calidad, responden a intereses universitarios de programación37. Uvtv ha mantenido programas como "Chiva Deportes", marcado por la mediocridad reinante en la crónica deportiva de la ciudad, que no aporta nada a la formación en este campo y que desconoce las formulaciones de una Unidad Académica (Educación física y deportes) con que cuenta la Universidad. El argumento reiterado para mantener este programa es su rentabilidad económica, que termina financiando a la Programadora, en un modelo que rápidamente copiaron otros medios de la Universidad, donde el Director es prácticamente dueño del espacio, al comercializarlo directamente y decidir, con total autonomía, lo que se pasa por él.

En la manera como venía funcionando la Programadora subyace una política cultural paternalista, conservadora y falta de visión. El paternalismo se da en dos direcciones: por un lado, sin mediar ningún estudio e incluso a espaldas de las investigaciones que sobre la región han adelantado diversas unidades académicas de la Universidad, nos abrogamos el derecho de establecer lo que quiere, lo que necesita la audiencia; asumimos que le tenemos que dar ciertas cosas, por ejemplo, los programas culturales, que son la cuota de inteligencia para cultivar a la gente al lado de los programas banales que nos aseguran la financiación, pero no nos hemos preguntado cuál es el sentido de esta programación, qué es lo que la comunidad espera de la Universidad y qué es lo que ésta termina legitimando; y no preguntarlo desde las técnicas de medición convencionales -como se ha hecho- pues resultan mudas o mentirosas por superficiales; lo segundo, es que hay paternalismo también en la relación entre los programas valiosos de la Programadora y la institución, pues tras el aura de los premios recibidos, se han repetido hasta el cansancio fórmulas y no se ha tomado en serio al público regional.

El matrimonio entre la producción y las formas de gestión y financiación convencionales, por ejemplo la dependencia de la pauta, agencian ese modelo paternalista. La lógica del rating, que "sí marca o que no va a marcar", es una obsesión. Desde este imperio la mediocridad, la miopía y el conservadurismo dictan su ley. No puede haber buena televisión si la empresa audiovisual se conserva medrosa al rating, si no explora vías alternas o mixtas de financiación, si sólo espera resultados al corto plazo y no apuesta por la construcción de una audiencia exigente pero fiel.

Es necesario reconocer que se están utilizando convenios, se están vendiendo programas a instituciones oficiales y se está ampliando el escenario en el que se mueve la financiación y la comercialización, pero aun falta desprenderse de preconceptos asociados a la televisión del imperio del rating: audiencia no es masa indiferenciada; ¿a quién se quiere llegar y para qué?

También se podría llegar a la región de otra manera; hay proyectos que abordan el medio y la industria televisiva convencional de manera creativa. Sería importante, dada la exigente situación de los Canales Regionales ante la ampliación inusitada de la oferta televisiva, aunar esfuerzos con Telepacífico (alianza estratégica) para construir una programación creativa y atractiva para la audiencia, adelantar estudios serios sobre esta audiencia y estrategias de reconocimiento e interlocución con la región.

Es posible identificar y ampliar espacios sociales que albergan el mayor potencial de recursos no convencionales para una productora como Uvtv. La diversificación de los modos de distribución del vídeo y el refinamiento de su mercadeo han ampliado las posibilidades para las productoras de televisión, obligando a incluir en el diseño de nuevos programas, estrategias combinadas para llegar a su público e intercambiar con él.

4.2 El periódico La Palabra: historia

La idea de un periódico para la Universidad surge de la necesidad de constituir un medio para las prácticas de los estudiantes de Comunicación Social, y al mismo tiempo, gestar una tribuna de debate que desde el ámbito universitario influyera en la región. Inicialmente fue sólo un medio de prácticas bajo el nombre de "Lunes de por medio", que se constituyó en un periódico quincenal de carácter experimental que no pudo ser sostenido.

El 2 de septiembre de 1991 dos docentes de la Escuela de Comunicación Social en su propuesta de "Red de Comunicaciones de Univalle", puntualizan el proyecto de periódico:

Así como la revista, el periódico debe ser de actualidad, pero aquí este concepto no sólo se refiere a la modalidad de la percepción con la que los artículos sean escritos sino también a las características del objeto tratado: temas que reflejen procesos de corta duración y de reciente ocurrencia. Los periódicos tradicionales son sólo actuales en esta última acepción; sólo algunas excepciones permiten hablar de actualidad en la primera.

Los asuntos que este periódico abordará serán de lo que se denomina "interés general", lo que, para el caso que nos ocupa, será un interés regional. Aclaremos: la región vista con criterios universales (y que también sean pertinentes con respecto a la región), y no lo contrario que no sería más que puro parroquialismo.

El esquema de contenidos debe ser trazado por un equipo a conformarse para cumplir este cometido, pero parece claro que, de manera general, debe reunir las líneas de trabajo fundamentales que animan a la sociedad (economía, política, etc.), promover la difusión de desarrollos culturales excluidos de la prensa tradicional (tira cómica, arquitectura, música rock, graffittis, literatura, etc.) y hacer eco a problemas y pensamientos de sectores socialmente marginales (minorías políticas, étnicas, religiosas, grupos homosexuales, artísticos, etc.).

Se está hablando entonces de un periódico que asuma la enorme diversidad de lo social, acepte el pluralismo y se distancie, abominándolos, de esquemas excluyentes y doctrinarios38.

Esta idea se transformó en La Palabra -que nació el 1 de Noviembre de 1991- durante la Rectoría Galarza. Su génesis hace parte de la política cultural de dicha administración, con una ofensiva en el campo editorial que inicialmente no tenía un perfil definido, pero sí una persona encargada de gestarlo, el periodista y escritor Umberto Valverde, colaborador de diversas publicaciones culturales, sobre temas como salsa, cine, fútbol y literatura, pero sin ningún vínculo con las Unidades Académicas de la Universidad. En Valverde depositó el Rector su confianza para ser editor de la revista Fin de Siglo, las numerosas publicaciones de libros de profesores de la Universidad y La Palabra.

En Enero de 1997 se creó provisionalmente por un año, el "Programa de Taller de Periodismo La Palabra"39. En diciembre del mismo año, el Rector Galarza (en el último mes como Rector), designó a Valverde como Coordinador del "Taller de Periodismo La Palabra", adscrito a la Escuela de Estudios Literarios de la Universidad del Valle40.

En el periódico participan actualmente, un número mayoritario de estudiantes de Comunicación Social. También lo hacen, en un pequeño número, estudiantes de la Universidad Autónoma de Occidente, de la Escuela de Estudios Literarios y de Arte Dramático. La inclusión de estudiantes de otros programas y Universidades distintas a Comunicación Social de la Universidad del Valle, estaría en función de deslegitimar la participación histórica de esta Unidad Académica en el periódico.

Con la Escuela de Estudios Literarios y bajo la dirección del profesor Darío Henao, se publica el Suplemento "La Palabra Crítica". En convenios con la Gerencia Cultural del Valle del Cauca y de la Dirección General de Cultura del Municipio, se han publicado afiches en homenaje a García Márquez, Germán Arciniegas, Incolballet y Gloria Castro, Mercedes Montaño, Omar Rayo y Enrique Urbano Tenorio. También con las mismas entidades, se realiza la publicación "Auditorio", una agenda mensual de actividades culturales.

Conjuntamente con la Decanatura de Cultura de la Universidad del Valle, organizó en julio de 1997 el "Primer Seminario Taller sobre Crónica y Reportaje", con los conferencistas Juan José Hoyos, Antonio Morales y Heriberto Fiorillo. Un segundo encuentro, en esta ocasión con el tema de "Periodismo de Opinión", se realizó en noviembre de 1997 con los ponentes Antonio Caballero, Oscar Collazos, Ramón Jimeno, Carlos Jiménez y Roberto Pombo41.
 

4.2.1. La Palabra y su relación con la docencia

Desde su iniciación, la Escuela de Comunicación Social ha estado interesada en tener un periódico que permita el desarrollo del área de prensa, actitud que ha sido manifestada en numerosos documentos. Convocada en un primer momento por el Rector Galarza para participar en la creación del periódico, el profesor Hernán Toro fue nombrado como Director y en el Comité Editorial participaron los profesores Alejandro Ulloa, Ramiro Arbeláez, Oscar Campo y Antonio Dorado, en compañía de los profesores Boris Salazar de Economía y Fabio Martínez de Idiomas. Todos estos profesores habían desarrollado algún tipo de actividad en los medios. El editor era el periodista Umberto Valverde.

De acuerdo con la versión de Toro, este proyecto editorial no tuvo inicialmente un origen académico: fue un proyecto del Rector para apoyar a su amigo Valverde y para esto "estaba dispuesto a hacer lo que fuera": como nombrar a Toro como Director que no dirigía. Esto motivó desde sus comienzos un conflicto con la academia, o más bien, con el interés de Toro por convertirlo en un proyecto académico, en el que participaran activamente los estudiantes de Comunicación Social y profesores de la Universidad.

El proyecto Galarza-Valverde era más uno de tipo periodístico cultural, siguiendo el modelo de los suplementos literarios de los magazines culturales de la región, en los cuales Valverde había hecho su carrera periodística, en especial, el del diario El Pueblo, ya desaparecido. Era la ocasión -también- para posicionar un grupo de intelectuales cercanos al Rector como fuerza hegemónica en la ciudad y en la Universidad del Valle, promocionando los grupos de actividad cultural en Cali y generando un clientelismo sostenido con base en gestos de reconocimiento y consagración de sus cultores y convirtiendo la cultura en un problema de espectáculo.

El conflicto estalló en un primer momento cuando Toro plantea como políticas la participación mayoritaria de los estudiantes en la toma de decisiones editoriales, la indagación de temáticas sobre aspectos usualmente no tocados por los medios (problemas de sectores marginados, análisis sobre discursos, denuncia de violaciones de las normas más elementales, en un país descompuesto) y con formas experimentales que rompieran la codificación que hacen los medios. Frente al conflicto, el Rector elaboró un documento en el que exponía que debía haber un Director y un Jefe de Redacción, que para estos efectos, eran Toro y Valverde. El Director no podía tomar una decisión sin consultar con el Jefe de Redacción -y no al revés-. En caso de conflictos, el que resolvía todo era el Rector. Esto motiva la renuncia del Director pues consideraba que -en la práctica- quedaría convertido en "un hombre de paja".

Con la renuncia de Toro es nombrado alguien más afín a las ideas del Rector: el profesor de Literatura e Idiomas, Fabio Martínez. La relación con los profesores duró pocos meses, ya que Valverde rápidamente entendió que la fuerza estaba en los estudiantes y que el criterio de los profesores era demasiado independiente. Más tarde la Dirección la asumiría el propio Valverde.

Desde el primer año hasta el presente, Valverde incrementó la participación estudiantil, acaso más dócil para sus propósitos. El periódico que existe desde el segundo año, se publica bajo sus criterios, tanto en la escogencia de las temáticas, como en la decisión final acerca de qué es lo que debe aparecer publicado. Bajo su única orientación, ha conformado Consejos de Redacción entre los estudiantes que ha logrado reclutar para su proyecto (estudiantes de Comunicación Social que en su mayoría han pasado por los Talleres de Prensa), proyecto que presenta como una "Escuela de Periodismo", llegando incluso a considerar a los que han pasado por allí como "egresados" de La Palabra.

Paradójicamente, los estudiantes de la Escuela de Comunicación de la Universidad del Valle, no cuentan con posibilidades de publicar sus escritos realizados en los Talleres de Prensa y las veces que se ha intentado un acercamiento a "La Palabra", su Director ha controlado la actividad académica, al reservarse el derecho a colgar los artículos que no son de su gusto. Toda esta situación anómala no hubiera sido posible sin el apoyo incondicional del Rector, quien no dudó en desprestigiar públicamente la formación de la Escuela con el fin de apoyar un proyecto que era conflictivo con lo académico, un proyecto de semi-privatización de la Universidad, que posibilitó también a otros de sus protegidos ponerse a la cabeza de proyectos como la Emisora y Televisión Educativa, sin pasar por ningún proceso de selección42. Esta situación de desconocimiento de lo académico y desacreditación del profesorado -en casi todas las áreas- generó una onerosa Universidad paralela que terminó por convertirse en un insumo importante para la crisis de 1998.

Con el cambio de Rector se hizo evidente la necesidad de una re-institucionalización de la Universidad. Antes de terminar su período, Galarza quiso abrirle una "sombrilla académica" tanto al periódico como a Valverde y para ello intentó radicar a La Palabra en la Escuela de Estudios Literarios con la aprobación de las directivas de dicha Unidad, después de haber sido rechazada una petición en tal sentido por la Escuela de Comunicación Social debido a que la solicitud presentaba errores de procedimiento y -casualmente- se hacía en el momento de mayor conflicto entre las dos instancias. Esto generaría un nuevo paralelismo en la formación periodística dentro de la Universidad, ya que la Escuela de Estudios Literarios estaría considerando formar a sus profesionales con herramientas periodísticas.

4.2.2 Estructura organizativa y financiación

El periódico no es un proyecto académico-universitario. Ha estado inscrito en la Universidad, exclusivamente a través de la Rectoría. En un comienzo el Rector Galarza consiguió un espacio en el Cree y una máquina impresora que podía tener múltiples usos, a condición de imprimir el periódico y colocar el papel. Los sueldos del Director y de la Secretaria los provee la Rectoría a través de la Fundación General de Apoyo.

Desde sus comienzos se ha vendido publicidad, por lo general, conseguida por el propio Director, para ayudar a financiar gastos de papel y de redactores, que son pagados también a través de la Fundación, ya que el Periódico no maneja caja menor. Esto hace desviar esfuerzos, pues no es el campo donde se mueve eficientemente un Director. Es una desviación que indudablemente tiene efectos sobre las temáticas y los mecanismos administrativos. En la actualidad las principales publicidades vienen de las Gerencias Culturales de Cali y el Valle43. En compensación, La Palabra se ha convertido en el principal divulgador de las actividades culturales oficiales o en todo lo que se presenta como cultura-espectáculo. En contraste, es poco lo que se informa sobre los diversos eventos o procesos culturales y académicos que suceden en la Universidad y tampoco existe el más mínimo interés por los desarrollos teóricos en áreas de Ciencias, Humanidades y Artes.

El Director no está ligado a ningún desarrollo académico. Tiene la figura de un propietario artesano, ya que tampoco existe -a la fecha- ninguna instancia de la Universidad a la que deba rendir informes en términos de su actividad profesional. Funciona con un Consejo de Redacción conformado por colaboradores y un Consejo Consultor, del que hacen parte los Gerentes de Cultura de Cali y el Valle, el crítico de arte Miguel González y el profesor Ramiro Arbeláez. Los contenidos del periódico son controlados por el Director.

La redacción de los textos es realizada por un grupo de estudiantes cuya actividad está regulada por un manual de funciones. La diagramación y el diseño están a cargo del Consorcio Artes Gráficas de la Universidad. A propósito, Valverde afirma: "La Palabra tiene un vínculo especial con Artes Gráficas a través de un convenio por el cual se edita bajo la responsabilidad de dicha entidad, con papel incluido, gracias a la cesión de una maquinaria de medio pliego que fue cedida por la Rectoría".44

El profesor Toro opina que -desde el punto de vista del oficio-, "el desempeño de Valverde ha sido notorio: ha editado 77 números, incluso en momentos de crisis de la Universidad".

4.3 Emisora Univalle Estéreo. Cuatro propuestas, cuatro historias

4.3.1 Primera propuesta: la Universidad hacia fuera

La primera propuesta fue elaborada durante la Rectoría de Rodrigo Escobar, aproximadamente en 1978, época que traía como herencia las convulsiones políticas en las universidades del mundo durante los años 60 y comienzos de los 70, a lo cual no escapó la universidad colombiana. Esto se trae a colación, porque explicaría, en alguna medida, las resistencias de los gobiernos a otorgar frecuencias de radio a las universidades públicas. Para esa época, solamente la Universidad de Antioquia tenía emisora en Amplitud Modulada.

El caso es que la solicitud de la Universidad del Valle no tuvo acogida en el Ministerio de Comunicaciones. De la propuesta queda, empero, el recuerdo de la presencia del Cree como la entidad coordinadora de la mayoría de los programas. La participación de las distintas unidades académicas parece haber sido muy activa, según se deduce del borrador de programación que se alcanzó a elaborar.

Era claro que se percibía que una emisora para la Universidad del Valle debería corresponder, en su misión, a la misión misma de la Universidad: responder a las políticas de esta en investigación, docencia y extensión. Se hablaba por eso de la necesidad de propiciar "la universidad hacia afuera" y de buscar soluciones a la "desvinculación con los problemas reales que la sociedad padece".

Con ese objetivo, se intentaron tres franjas diferenciadas de programación: académica; de extensión cultural y recreación, y de acción cívica.

La programación estaba orientada a focalizar la atención de los futuros alumnos hacia los programas ofrecidos por la Universidad; a ofrecer orientación hacia las distintas carreras y la promoción de las menos tradicionales; a apoyar otros centros de educación como el Sena con el objetivo de persuadir a los jóvenes sobre la importancia de las carreras tecnológicas; a la articulación de la Universidad con los profesionales en general y con sus egresados; a propiciar un lugar de encuentro entre profesores y alumnos; en fin, a un intercambio mutuo entre la Universidad del Valle y la sociedad vallecaucana.

Se proponían tres franjas de programación:

a) La franja de programación académica obedecería así a procesos de enseñanza-aprendizaje: campaña de alfabetización de adultos; programas de educación formal, bachillerato o universidad a distancia; cursos accesorios de capacitación; educación continuada para actualización; cursos de refuerzo a nivel medio (materias que se constituyeran en problemas para estudiantes de bachillerato); cursos de capacitación doméstica; programas de orientación profesional, etc.

b) La franja de extensión cultural pretendía espacios musicales o editoriales comentados que ofrecieran al oyente "herramientas conceptuales para abordar problemas específicos".

c) Por último, la franja de acción cívica, orientada a la divulgación de los diversos problemas sociales detectados desde la Universidad y el fomento de la prevención y solución de los mismos, los cuales a su vez, impulsarían la investigación, poniendo al estudiante en contacto con problemas reales de la sociedad.

4.3.2 Segunda propuesta: la cultura y la educación no son un ladrillo

"La emisora: un proyecto para la discusión" se tituló el documento presentado al Consejo del Departamento de Comunicación Social, adscrito a la Facultad de Humanidades, por la profesora María Victoria Polanco, el 9 de mayo de 1984. Se trataba de sustentar una propuesta fundamentada en el ofrecimiento de la Fundación Carvajal de entregar a la Universidad la programación de su frecuencia en Am, toda vez que ellos concentrarían sus esfuerzos en su emisora en Fm.

Fue entonces cuando el Departamento de Ciencias de la Comunicación retomó el proyecto, adelantó negociaciones de carácter político, administrativo y de manejo de la programación, puesto que la Fundación conservaría los derechos sobre la frecuencia y la propiedad de la emisora, así como la dirección administrativa y técnica. La dirección de programación estaría a cargo de un profesor de Comunicación Social. La negociación se llevó a cabo durante la Rectoría de Rodrigo Guerrero, ligado a la familia Carvajal. Aún cuando se adelantaron diligencias ante el Ministerio de Comunicaciones, no existen razones claras ni se han encontrado documentos que expliquen por qué no se consolidó la propuesta, de la cual quedó encargada la Rectoría de Harold Rizo, a la renuncia de Guerrero.

No obstante, lo que en el momento resulta pertinente rescatar son las razones que en su momento se esgrimieron para considerar el proyecto como relevante para la institución universitaria. Basta reproducir algunos apartes del documento mencionado:

La comunidad vallecaucana generalmente tiene noticias de la Universidad cuando los medios de comunicación registran, a varias columnas, bombas que estallaron (...) Pero esa misma población a quien va dirigida tan ‘magnífica’ campaña, intuye que al interior de la universidad se gestan y desarrollan proyectos que podrían redundar en múltiples beneficios (...) La Universidad se vuelve entonces una ilusión, un espacio inalcanzable (...) Las responsabilidades y objetivos que la sociedad señala a la Universidad, y que deben concretarse en políticas de investigación, docencia y extensión, sólo llegan a una minoría privilegiada...

También se señala el descontento y la necesidad de rebelarse frente a los presupuestos del medio radial imperante:

Los profesores del Departamento de Ciencias de la Comunicación (estamos) ansiosos por producir comunicación que enfrente a aquellos que quieren volver al hombre un producto de consumo y un objeto que consume. Los que necesitan disputar audiencia compitiendo eficazmente con objetivos claros, proyectos planificados, y producciones que de pronto puedan acercarse a aquello de que la radio debe educar y recrear, sentando el precedente de que la educación y la cultura no son un ladrillo que va directo a la cabeza del oyente.

La programación de la emisora se pensó en torno a cuatro franjas: programación académica; de extensión cultural y recreación; de acción social y programación informativa. Pese a que la programación como tal no se desarrolló con mayores detalles, en un proyecto de convenio con la Fundación se especifica la misma de la siguiente manera: la franja académica, con programas de educación a distancia y de divulgación universitaria; la franja de extensión cultural y recreación con programas musicales, deportivos, de información científica y radionovelas culturales; la franja de acción social con programas sobre ecología y medio ambiente, deportes, actividades comunales, y consultorios médico, jurídico y psicológico; y la franja informativa con radio-revista cultural, personajes de la región y un magazín informativo.

4.3.3 Tercera propuesta: Comunicación es Telecomunicación

Génesis de Univalle Estéreo

-Frecuencia

La gestión de la Emisora fue encomendada a la profesora Rosa Villegas por el Rector Harold Rizo, trabajo que comenzó en 1990 con la obtención, en el mes de Febrero, de la frecuencia en FM y que contó siempre con el apoyo, para el desarrollo conceptual de la misma, de los profesores de Comunicación Social.

A la Universidad se le asignó la frecuencia de 93.5 FM del dial. Dicha frecuencia era la última que podía ser otorgada por el Ministerio de Comunicaciones, según las normas internacionales vigentes en relación con las necesarias distancias entre frecuencias para evitar interferencias indeseables en el espectro radial. Esta única frecuencia era entonces apetecida por los grandes grupos económicos y se salvó para la Universidad, gracias a las gestiones del entonces Secretario General del Ministerio, Alvaro Forero, quien apoyó las gestiones que culminarían en la protocolización del Contrato Interadministrativo y en su publicación en el Diario Oficial, el 1 de Agosto de 1990.

Una dificultad rondaba el proyecto universitario, toda vez que se sabía que el contrato fijaba un año para salir al aire y no se contaba con los recursos para la adquisición de los equipos. El Rector Rizo esperaba recaudar dineros de la recién creada estampilla pro-Universidad del Valle, pero ello no fue posible por razones de carácter político y administrativo. Entretanto, se solicitaron dos prórrogas por años consecutivos al Ministerio. De allí nunca hubo respuesta a las solicitudes de prórroga, no obstante estar obligados, de acuerdo con la ley, a responder en un tiempo prudencial.

En agosto de 1992, la "Dirección General de Telecomunicaciones y Servicios Postales" denunció la situación y acusó a la Universidad por incumplimiento. Demostradas las fallas en el Ministerio, se negoció una adición al contrato. Se hizo perentorio entonces que la Universidad destinara recursos para la Emisora y así salvar la frecuencia. La frecuencia asignada, con distintivo HJC37, fue autorizada para operar con una potencia de 10 Kw. y con frecuencia de alcance 310.5 MHz, para una emisora educativa y cultural de segunda clase.

-Cobertura

La idea inicial era, además de ampliar la cobertura de la emisora, del departamento a la región -Valle, Cauca, Risaralda, Caldas y Quindío- favorecer los Programas de Regionalización y de Educación a Distancia de la Universidad, puestos en marcha por el Rector Rizo. Por esta razón se pensó, en un comienzo, ubicar el transmisor en el "Páramo de los Domínguez", en el lugar donde el "Instituto Nacional de Radio y Televisión -Inravisión", tiene los transmisores de televisión para el suroccidente del país.

Entre 1990 y 1991 se hicieron varios viajes -al Páramo y a Bogotá- buscando los permisos necesarios para ubicar las antenas en la torre de "Inravisión" y el transmisor en sus instalaciones del Páramo. A pesar de que esta negociación resultó exitosa, hubo de ser desechada por las implicaciones que en ese momento representaban las amenazas de la guerrilla sobre esa región y más expresamente sobre los sistemas de comunicaciones del Estado.

No obstante, y a la par de las negociaciones con "Inravisión", desde un comienzo se hicieron también contactos con la "Fundación Carvajal" para buscar se permitiera ubicar el transmisor en las instalaciones de su emisora, en el "Cerro de las Tres Cruces45. Es importante anotar que la frecuencia 93.5 hubo de ser cambiada posteriormente a 105.3 porque, como se pretendía ubicar el transmisor en el Cerro de las Tres Cruces, serían obvias las interferencias con una emisora de Caracol que, autorizada para colocar su transmisor en Jamundí, lo había ubicado irregularmente en Cristo Rey. Esta circunstancia obligó a consultas con el Ministerio pero frente a las dificultades de orden jurídico que conllevaba hacer la denuncia formal, el Rector Galarza decidió solicitar una nueva frecuencia. Como no había disponibilidad de más frecuencias para Cali, un nuevo estudio técnico encontró factible una frecuencia asignada para el Huila, 105.3.

-Justificación

Mientras las negociaciones de todo tipo se iban adelantando, también avanzaba el planteamiento conceptual de lo que debiera ser la emisora de la Universidad. Para ello se convocó a los profesores de Comunicación Social con el propósito de que el proyecto se pensara en conjunto. De aquellas reuniones resultó finalmente el documento "Una emisora de radio para la Universidad", el cual fue enviado a la Rectoría y posteriormente al Consejo Académico, que lo evaluó en mayo de 1991, según consta en carta remitida a la dirección de la Emisora por el profesor Iván Díaz, Secretario General de la Universidad.

Del documento mencionado, valen destacar aspectos como el que contextualiza la futura emisora de la Universidad en el panorama de la radio en Am y Fm, tanto la comercial como la cultural, y en el cual se critica a la denominada "programación cultural" por responder "a un modelo paternalista, difusionista y restringido". En su parte final, el documento plantea un serio interrogante: ¿Por qué ahora? Y responde: ¡Ahora o nunca! Se esgrimieron razones que destacan las dificultades de consecución de la frecuencia, los avatares de todo el proceso y lo que significaría para la Universidad desaprovechar esta oportunidad definitiva y única.

La justificación es concebida bajo tres parámetros distintos: la Universidad, la comunidad y el medio.

Desde la Universidad:

Es necesario ampliar la capacidad de comunicación entre la Universidad y la comunidad. Recuperar el papel de la Universidad como su interlocutor válido y autorizado. La Emisora debe revertir hacia la sociedad el análisis crítico que la Universidad hace de ella.

La Emisora debe propiciar la articulación de las tres funciones básicas de la Universidad: docencia, investigación y extensión y ofrecer difusión a la investigación.

El medio radial posibilitará la presencia de la Universidad en espacios sociales donde tradicionalmente no ha estado: hogares, sitios de trabajo, de ocio, etc.

La Emisora posibilitará una mejor integración de los distintos estamentos universitarios y contribuirá a una mayor participación.

Posibilitará a los investigadores ver la proyección real de sus trabajos.

Desde la comunidad:

La comunidad regional encontrará en la Emisora universitaria una visión crítica y actualizada de la realidad.

Le permitirá acceder a las diferentes funciones y espacios universitarios, posibilitando a los ciudadanos conocer y opinar de su Universidad.

Tener acceso al pensamiento universitario sin que medien necesariamente nexos curriculares.

Desde el medio:

Siendo la radio un medio de comunicación activo, de comprobada cobertura, de mayor presencia temporal, posibilita una programación más flexible y una cuota de experimentación mayor que la que pueden ofrecer otros medios como la prensa o la televisión.

Los costos de producción en la radio son bastante inferiores en relación con los altos costos de la televisión.

-Las Políticas

La Emisora debe propender por el reconocimiento de las diferencias, la diversidad de pensamientos y el pluralismo ideológico. Abrir espacios a las minorías _culturales, sexuales, políticas, ideológicas, etc. Propiciar el diálogo entre generaciones.

Debe buscar el re-conocimiento de la región. Impulsar la búsqueda de nuevas alternativas de comunicación con el oyente, nuevos lenguajes de comunicación radiofónica, conquistar nuevos públicos.

Romper con las visiones localistas y parroquiales y propender por mirar desde la región y no sólo a la región.

Dinamizar proyectos culturales que impliquen procesos democráticos y el respeto a los valores éticos.

Propender porque la radio sea un vehículo del quehacer universitario.

Propiciar tanto el consumo como la producción cultural. Romper con los conceptos tradicionales de la radio educativa y cultural:

difusionismo, culturalismo, paternalismo, etc., especialmente aquellos que implican la educación como transmisión de conocimientos entre un emisor sabio y un receptor oyente; y el de la cultura como la cultura culta.

Impedir el divorcio entre lo educativo y lo lúdico, entre la cultura y el placer.

Propiciar el aprovechamiento de los hábitos y gustos del público para conquistarlos al pluralismo y la diversidad.

Propender para que el espacio universitario se convierta en un interlocutor autorizado de la sociedad sobre la realidad; ganarse el espacio que la Universidad debe tener como nuevo actor del ámbito de la comunicación radial.

Tener en cuenta las características específicas de la radio y explorar nuevos públicos, géneros, formatos, contenidos y relaciones comunicativas.

Impulsar el desarrollo de una red de Emisoras universitarias y culturales, estableciendo mecanismos de intercambio nacional e internacional.

-Los públicos

La Emisora no debería tener limitaciones en la conquista de públicos. No obstante, se debe pretender conquistar a la población universitaria en general y no sólo a la de la Universidad del Valle. También a los sectores profesionales, docentes y estudiantiles.

Deberán pensarse también franjas de programación orientadas hacia la conquista de los sectores populares y en alguna forma deberá tener en cuenta a los jóvenes y niños, así como a las minorías étnicas, culturales, sexuales y políticas.

-La programación

Fue elaborada en función de franjas que consultaran la disponibilidad de los distintos públicos, así como sus reales posibilidades de escuchar radio. Una programación variada que se puede resumir en lo siguiente: conciertos musicales, debates, reportajes, dramatizados, consultorías, informativos, crónicas, análisis de coyuntura, educación ambiental y democratización, franjas infantil y juvenil, y apoyo al Programa de Regionalización de la Universidad.

-Organización

El primer Comité Directivo de la Emisora nombrado por el Rector Galarza, estuvo conformado por dos profesionales de la radio muy cercanos al Rector, los locutores deportivos Rafael Araújo y Mario Alfonso Escobar, por el profesor de la Escuela de Comunicación Social, Carlos Arellano, y por Rosa Villegas como Directora del Proyecto. Este primer Comité sesionó pocas veces.

En noviembre de 1992, mediante Resolución de Rectoría se formalizó la existencia de la Emisora, con un Comité Directivo presidido por Rubén Darío Echeverry como Gerente de la Fundación General de Apoyo y conformado por Gloria Delgado, Directora del Museo de Arte Moderno La Tertulia; la profesora Pilar Lago, de la Escuela de Música; el profesor Carlos Vásquez, Decano de Cultura; el profesor Ramiro Arbeláez, de la Escuela de Comunicación Social; Rafael Araújo, del medio radial; Rosa Villegas, como Directora. Posteriormente, empezaron a asistir Eduardo Calle, Secretario Privado del Rector, en su representación, y Ligia Sánchez, contratada en 1994 para la Dirección Administrativa de la Emisora. Este Comité Directivo sesionó mensualmente durante casi dos años y participó activamente en las decisiones sobre cambios de la frecuencia, adquisición de los equipos, discusiones sobre la misión, objetivos, públicos, programación, comercialización, etc.

A finales de 1994, empezaron a surgir malestares entre los miembros del Comité por el cambio de objetivos de la Emisora ya que, con la llegada de Eduardo Calle y Ligia Sánchez se fue orientando la programación hacia una propuesta fundamentalmente musical y comercial.

El momento culminante se dio el 6 de octubre de 1994 cuando el Presidente del Comité Directivo anunció que, paralelamente a dicho Comité, se conformaría un Comité Ejecutivo. Del Acta de ese día, la número 31, resultan trascendentales los siguientes apartes:

La Emisora no puede obedecer a la dinámica de la Universidad. Hay experiencias muy costosas al respecto (...) Ligia Sánchez dice que la programación debe hacerse con pildoritas culturales (...) La programación definida con anterioridad por el Comité Directivo es difícil de ejecutar porque resulta costosa (...) Eduardo Calle dijo traer como mensaje expreso del Rector que se acababa el Comité Directivo y se conformaría a partir de ese día un Comité Ejecutivo con personas vinculadas a los medios. La Emisora funcionaría como una empresa comercial, similar a cualquier empresa particular del mismo género. Dijo también que la discusión académica que se había dado desde un comienzo no había servido para nada. La Universidad crea la Emisora y la entrega a la Fundación para crear una empresa comercial. No es una Emisora para que experimente la Facultad de Artes Integradas ni la Escuela de Comunicación Social (...) Pilar Lago y Gloria Delgado reaccionaron por lo que consideraron un cambio en las reglas de juego señaladas desde la instalación del Comité Directivo y se pronunciaron respecto de sentir haber perdido más de un año de reuniones en un ejercicio en vano (...) Rosa Villegas manifestó que eso parecía un golpe de Estado y que consideraba un despropósito que Eduardo Calle se pronunciara en esos términos, pues no justificaba que la Universidad hiciera una inversión millonaria para que la Emisora de la Universidad repitiera el modelo de la radio comercial (...) Eduardo Calle respondió que si no le gustaban las cosas así, entonces renunciara.

Como consecuencia de lo anterior renunciaron Pilar Lago y Gloria Delgado. Por otras razones, Ramiro Arbeláez había renunciado semanas antes. El 16 de Noviembre lo hizo Rosa Villegas. De su carta de renuncia al Rector, se destaca lo siguiente:

...se percibe como paradoja que para la Emisora Universitaria la visión comercial se antepone a la programación (...) Es evidente que la persona contratada para la Dirección Comercial, Financiera y Administrativa tiene criterios muy diferentes respecto de lo que la Dirección de Producción y de Programación considera que debe ser la Emisora Universitaria (...) En cuanto se relaciona con la programación ya aprobada para salir al aire...no veo la necesidad de mi presencia (...) No estoy de acuerdo en que el pago a los periodistas, así como a otras personas como los locutores por ejemplo, se haga mediante la asignación de cupos por publicidad que ellos mismos deben vender para completarse el sueldo. Considero que la Emisora debe evitar...estas prácticas, comunes y a todas luces indeseables (...) Por todo lo que la Emisora ha significado para mí, le ruego el favor de liberarme de mis obligaciones para con ella.

Disuelto el Comité, se conformó uno nuevo con Rubén Darío Echeverry, Eduardo Calle, Ligia Sánchez, el profesor Carlos Montoya de la Escuela de Música y Umberto Valverde.

-Equipos

Fue volundad de Harold Rizo iniciar la adquisición de equipos antes de su retiro de la Rectoría. Como la suma de dinero no era muy grande, en el segundo semestre de 1990, mediante licitación pública se adquirieron los equipos de estudio. En el segundo semestre de 1993, en la Rectoría de Jaime Galarza, se adquirieron los equipos de transmisión y las antenas.

Para la compra de los equipos se conformó un Comité Técnico integrado por los Gerentes Técnicos de Caracol, Todelar, Rcn y Musicar en Cali (quienes "ad honorem" trabajaron en el estudio de las diferentes propuestas), y por Rosa Villegas como Directora del Proyecto.

Para la adquisición de los equipos de transmisión se convocaron a presentar sus cotizaciones a las firmas que, por conocimiento del Comité, ofrecían mayor eficiencia, calidad, incidencia en el mercado (mayor número de equipos de esas marcas en el país) y por la facilidad para adquirir repuestos y solucionar problemas de carácter tecnológico.

La definición sobre la tecnología fue punto crucial por cuanto se presentaba la dualidad de adquirir equipos de tecnología tradicional -analógicos- o equipos de tecnología de punta _digitales-, estos últimos, al doble del precio de los primeros. Finalmente se decidió por el equipo digital, lo cual colocó a la Emisora de la Universidad en el primer lugar en renovación tecnológica en el país.

4.3.4 Cuarta propuesta: la Emisora actual; ¿una Emisora autosuficiente y autónoma?

Separamos esta propuesta de la anterior, toda vez que luego de la renuncia del Comité Directivo que había gestionado y pensado la Emisora entre 1993 y 1994, y frente a la conformación de uno nuevo, resulta inobjetable decir que empezó una nueva etapa, enfocada ahora a crear una "empresa cultural"46, orientada hacia otros propósitos. En Diciembre de 1994 se conforma un Comité Ejecutivo con Rubén Darío Echeverry, Eduardo Calle, Ligia Sánchez, el profesor Carlos Montoya de la Escuela de Música y Umberto Valverde. "Se conforma este Comité con personas vinculadas a los medios. Y se establece que la Emisora funcionará como una empresa autosuficiente y autónoma dependiente de la Universidad y de la Fundación"47.

La Emisora sale al aire el 8 de junio de ese año en señales de prueba y el 1 de Agosto inicia actividades de manera oficial "con programación básica musical de 24 horas". Entre Junio y Diciembre de 1995 ocupa la gerencia el señor Mario Mancera, de perfil estrictamente comercial. A partir de enero de 1996 el Comité Ejecutivo se transforma en Junta Directiva integrada por los profesores Hernán Toro, de la Escuela de Comunicación Social y Carlos Montoya de la Escuela de Música; el ingeniero Rafael Quintero, del sector externo, y Weimar Escobar y Oscar Payán, estos dos, representantes de la Fundación General de Apoyo. Como gerente de la Emisora asume Eduardo Calle48. Se crea un Comité de Programación integrado por Carlos Montoya, Umberto Valverde, Eduardo Calle, Carlos Londoño y Rafael Quintero49.

Del "Informe presentado por la Emisora Univalle Estéreo al Seminario de reflexión en torno a la filosofía de la Emisora Univalle Estéreo" entregado por Eduardo Calle el 30 de Abril de 1998 al grupo de trabajo conformado con los directores de los Consorcios y algunos profesores de la Escuela de Comunicación Social, presidido por el profesor Hernán Toro, para pensar políticas para los medios de comunicación de la Universidad extractamos lo que adelante corresponde a misión, financiamiento, nómina y programación.
 

-Misión

La misión de Univalle Estéreo es la producción de radio puesta al servicio, primeramente de la comunidad universitaria y de la sociedad (...) mediante una programación de alta calidad que contribuya, entre otras cosas, al debate civilizado, a la libre opinión y a la información veraz y transparente. El desarrollo de esta misión ha respondido a la lógica empresarial autónoma que la dinámica del Consorcio Univalle Estéreo ha impreso a la actividad de la Emisora...

4.3.4.1 Estructura organizativa y financiación

-Organización

Del "Informe de gestión" presentado al Rector en Enero de este año por el Gerente de la Emisora, destacamos lo siguiente:

Actualmente Univalle Estéreo 105.3 FM es una Empresa cultural50 de la Universidad del Valle, creada mediante escritura pública N° 1004, otorgada en la Notaría 12 de Santiago de Cali, el 15 de marzo de 1995. A esta unión consorcial concurrieron por una parte, la Universidad del Valle con un aporte nominal del 60%, equivalente a $125.4 millones, representados en: la concesión de la frecuencia radial, equipos e instalaciones, y por otra parte, la Fundación General de Apoyo a la Universidad del Valle con el 40% restante equivalente a $83.6 millones, aporte que fue transformado en deuda a cargo del Consorcio, en el momento de la constitución del mismo (...) Por Acta N° 65 de junio 5 de 1998 la Junta Directiva dispuso la liquidación de este Consorcio (...) Hasta la fecha no se ha iniciado la liquidación. La vigencia estatutaria del Consorcio de acuerdo a su escritura de Constitución sería hasta el 18 de octubre de 1999."

El organigrama, presentado como anexo, dibuja una empresa comercial perfectamente engranada en el papel. Nótese la línea central: Asamblea de Socios, Junta Directiva y Gerencia, con un Revisor Fiscal de por medio. Después de la Gerencia, el Comité de Programación. Debajo y en línea horizontal aparecen las distintas dependencias, destacándose el rol del Director de Programación y Producción (de quien depende toda la operación de la Emisora, es decir, casi todas las personas que allí trabajan: Programador, Productores de programas, Operadores-locutores, Ingeniero técnico, Personal de Grabación y de Transmisión). En la misma línea del anterior, aparecen: Unidad de Sistemas, Secretaria, Contador y Departamento de Mercadeo y Ventas.

De lo anterior se advierte la concentración del manejo de la Emisora, en dos personas: el Gerente y el Director de Programación y Producción. La Asamblea de Socios se ha reunido a través de sus representantes en la Junta Directiva. La Junta Directiva tuvo su última reunión el 5 de Junio del 98. El Revisor Fiscal, profesor Diego Delgadillo, de la Escuela de Contaduría, hizo su última visita en diciembre para el balance. El Comité de Programación hace más o menos un año no se reune51.

-Financiamiento

Desde el comienzo del proyecto, primero la Rectoría, luego la Fundación General de Apoyo, asumieron "...los gastos operacionales de la Emisora. A partir del 1 de Enero de 1996 la Emisora ha generado sus propios recursos para cubrir su funcionamiento, cumpliendo con uno de los objetivos del proyecto inicial de la Emisora" En 1996 los ingresos totales fueron de $181 millones y en 1997 de $194. La emisora arrastra una deuda con la Fundación General de Apoyo, que se generó en el momento de la constitución del Consorcio Univalle Estéreo, de $84 millones, la misma que ha generado gastos financieros por $79 millones 826 mil pesos. "Esta circunstancia y el hecho de no haber contado con capital de trabajo desde el momento de iniciación de la operación radial ha producido el déficit que hoy se refleja en los estados financieros"52.

Del "Informe general de gestión año 1999", presentado el 22 de Enero, destacamos lo siguiente:

Las fuentes de recursos del Consorcio para su operación en 1998 provinieron de la venta de publicidad, patrocinio y venta de servicios representados en la suma de $131 millones, el pasivo alcanzó un valor de $228 millones (...) Dentro de este pasivo están las obligaciones que se tienen con la Fundación General de Apoyo a la Universidad por valor de $67 millones y con la fundación Carvajal por un valor de $53 millones53, si se lograra una condonación de estas obligaciones el déficit acumulado disminuiría en $72 millones, que son manejables para lo proyectado en el año de 1999 (...) La operación del ejercicio del año de 1998, arroja una pérdida neta de $101 millones, consecuencia de los bajos ingresos obtenidos durante el año, debido a la recesión económica de la ciudad y del país que no ha permitido que las empresas destinen presupuestos apreciables para publicidad y divulgación. Al comparar el comportamiento con respecto al año anterior se obtiene una variación desfavorable de $63 millones que representa una disminución del ingreso en un 48%.54
 

-Nómina55

El costo de la nómina al 30 de Abril de 1998 es de $8.150.000 pesos mensuales. Desde el 1 de Enero de 1996 la Emisora cubre la totalidad de los gastos operacionales y algunas inversiones con recursos generados por la venta de servicios y mercadeo.

La Emisora cuenta con una nómina de 16 personas, que realiza toda la operación de producción, administrativa y de mercadeo. Ocho en producción: un director de programación y producción, un grabador, tres operadores de planta y cuatro programadores (locutores periodistas). Seis en área administrativa: un gerente, dos en área contable, una secretaria, un mensajero y una aseadora. Dos en mercadeo. Además en el área de servicios un ingeniero y un transmisorista.

4.3.4.2 La Programación

Del "Informe presentado por la Emisora Univalle Estéreo al Seminario de reflexión en torno a la filosofía de la Emisora Univalle Estéreo", de Abril de 1998, extractamos lo anotado sobre la programación, la cual aparece diseñada en tres bloques: Informativo, Musical y Cultural.

-Programación informativa

El perfil informativo ligado a una Emisora universitaria nos obliga a ser una estación inteligente, analítica y profunda, capaz de narrar las historias detrás de los hechos (...) El más antiguo espacio dentro de la franja informativa es Viva Fm, retransmisión en directo del programa que produce Caracol con la dirección de Roberto Pombo (...) Desde hace 2 años se emite una de las propuestas más originales y novedosas de la radio latinoamericana en el espacio del mediodía Internet 105.3, con producción propia, el cual es el primer y único informativo en Colombia que hace uso integral de una de las más poderosas herramientas de la comunicación moderna, la superautopista de la información (...) la emisora es pionera con un programa centrado en las novedades y noticias producidas en los campos de la Electrónica, la Informática y las Comunicaciones: Infonet ... que ‘se ha posicionado como la tribuna autorizada en tecnología y cultura de la informática a nivel regional con presencia de los ejecutivos mundiales de las compañías líderes a nivel global como Microsoft Corp., Sun Microsystems o Ibm.

La programación informativa cubre 30 horas semanales, para un 18% del total.
 

-Programación musical

La música es la base fundamental en el servicio total de la Emisora hacia sus oyentes (...) Univalle Estéreo es consciente de que los oyentes desean una programación musical con la misma profundidad que caracteriza a los espacios informativos (...) Univalle Estéreo cuenta con un cuerpo de colaboradores y programadores, en su mayoría miembros de la Universidad...la programación musical es totalmente de producción propia, por lo tanto, creamos a partir de y hacia la comunidad (...) Más que segregar la música dentro de etiquetas preconcebidas, la filosofía que anima la política musical de Univalle Estéreo es de entretener al oyente mientras amplía su experiencia musical. Es por eso que el grueso de la franja musical diaria se basa en los éxitos de la música popular de los últimos treinta y cinco años en español, inglés, italiano, francés y portugués en armónica combinación con los más reconocidos temas jazzísticos, étnicos, de nueva era, clásicos e instrumentales.

A la programación musical, le corresponden 85 horas que representan el 51% del tiempo total.

-Programación cultural

Con base en el material de transcripciones elaborado por las estaciones asociadas en el Viejo Mundo (London Radio Services, Deutsche Welle, Radio Nederland y Radio Nacional de España) y a través del Real Audio de Internet (Radio France Internationale, Bbc, Voice of America, Radio Canadá y Radio Mitre) hemos diseñado Europa Online, 5 horas continuas con el acontecer mundial, las notas culturales y la mejor música del mundo (...) El programa Voces ... pretende crear un espacio multidisciplinario donde la voz, en sus múltiples manifestaciones, sea un estímulo para los oyentes. En asocio con el Ministerio de Cultura y Audiovisuales se presentan programas especiales como Palabra Mayor, Historias y Aventuras del Cine y Navegantes del Nuevo Mundo...Con el Convenio Andrés Bello se emite Expedición Cultural (...) Exploradores de la Ciencia ... programa producido por la Agencia Universitaria de Periodismo Científico de la Universidad (...) Univerde ... ha sido política de la Emisora dar divulgación a la información medioambiental (...) Saudades do Brasil producido por dos profesores de la Universidad que recrea los ritmos del Brasil (...) Al vuelo con la música, ventana de expresión de las diversas muestras musicales de todo el mundo (...) Vía Alterna, un espacio donde se combinan la información fresca y ágil, la cultura, el espectáculo, las entrevistas y los grandes éxitos contemporáneos de la música.

La programación cultural cubre 53 horas que representan el 32% de la programación56.

4.3.4.3 La radio en Univalle: una audición desde la academia

Ya se ha hecho referencia al deterioro que sufrieron las relaciones entre la Emisora y la Escuela durante la administración Galarza, distancia que también afectó la participación de esta instancia universitaria, tanto en el plano conceptual como en el práctico, en proyectos como La Palabra, en mayor medida, y UV-TV en menor medida.

A esto se le agregan las continuas descalificaciones públicas que hizo el Rector del trabajo de la Escuela, declaraciones que llegaron a un punto extremo cuando, a raíz de la eliminación de la Tarjeta Profesional de Periodista como requisito para ejercer la profesión, insinuó que la Escuela de Comunicación Social debería cerrarse.

Es bueno reconocer que, dado ese ambiente, las prioridades del Taller de Radio de la Escuela de Comunicación Social, espacio que debería alimentar con propuestas y recursos humanos la programación de la Emisora, se centraron exclusivamente en el aspecto académico. No es exagerado afirmar que dadas las profundas diferencias entre los modos de entender, asumir y llevar a la práctica lo que debería ser todo un proyecto universitario, la relación entre la Escuela y la Emisora llegó a un punto muerto.

Así, se desperdició la oportunidad de aunar esfuerzos y de darle salidas profesionales a una serie de inquietudes trazadas en los distintos Proyectos Radiofónicos y, lo que es peor, se subestimó la capacidad de la Escuela para formar Comunicadores Sociales Periodistas, capaces de asumir tareas de concepción, programación y producción de distintos espacios radiales en la Emisora.


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