EDITORIAL

La Educación Superior en los albores del nuevo milenio debe hacer frente y dar respuesta a tres grandes retos: 
a) la globalización, b) la importancia creciente del conocimiento en el desarrollo económico y c) la revolución de las comunicaciones y la información. Sobre la globalización y las comunicaciones y la información, se ha hablado bastante en un pasado reciente. En relación con la importancia del conocimiento se ha sintetizado en el concepto "Sociedades del Conocimiento", para dar a entender su trascendencia. Sin embargo, aún cuando el rol de la Universidad en las Sociedades del Conocimiento aparece evidente, es necesario puntualizar sobre de qué tipo de Universidad estamos hablando.

Cada vez más y con más fuerza, el desarrollo económico se encuentra ligado a la habilidad de una nación para adquirir y aplicar conocimiento técnico y socioeconómico. Las ventajas comparativas derivadas de los recursos naturales o de la fuerza de trabajo de bajo costo, otrora importantes, están siendo reemplazadas por las ventajas competitivas derivadas de las innovaciones tecnológicas y del uso competitivo del conocimiento. Aumenta día a día el contenido tecnológico de los bienes y en la actualidad el crecimiento económico es más un proceso de acumulación de conocimiento que de acumulación de capital.

En esta realidad, sólo las economías derivadas de la habilidad de diseñar y ofrecer distintos productos y servicios con la misma tecnología, se están convirtiendo en una fuerza impulsora más poderosa que las tradicionales economías de escala. Paralelamente, las tecnologías tienen una vigencia muy corta, como sucede con los computadores, lo cual hace que la vida del producto sea también muy corta.

La Universidad, como institución social y del conocimiento tiene, en esta nueva economía, un reto de grandes proporciones, debe formar los científicos y los ingenieros capaces de generar y mantener las dinámicas tecnológicas y también debe ser fuente de innovaciones que se pueden traducir en nuevos productos, procesos o servicios. Debe hacerlo porque la distancia entre las ciencias básicas y  la aplicación tecnológica está disminuyendo (hay casos en los cuales ya desapareció) y en consecuencia la ciencia, la tecnología y la formación deben estar acompasadas.

Este tipo de Universidad es la que en la actualidad se conoce como Universidades  de Investigación, identificadas como "Aquellas que acrediten su desempeño con criterios de universalidad en las actividades siguientes: producción, desarrollo y transmisión del conocimiento y de la cultura universal y nacional". Las Universidades de Investigación  "... brindan alternativas sustancialmente distintas de formación frente a aquellas que son ofrecidas por las otras instituciones de educación superior existentes; poseen un claro compromiso con la formación doctoral; están provistas de profesores de primera línea; tienen capacidad para correr las barreras que impiden la adquisición de una formación interdisciplinaria y pueden comprometerse con el logro de los más altos estándares de calidad".

En momentos en los cuales se plantea la necesidad de un Plan de Desarrollo y un repensar la Universidad del Valle, es importante impulsar la reflexión sobre el rol de la Universidad en la sociedad y tener en cuenta que el prestigio de nuestra institución se deriva de una clara concepción de Universidad de Investigación.