Las difíciles condiciones en que inició actividades el semestre en curso y las últimas medidas adoptadas por Sintraunicol-Seccional Cali para rechazar el Decreto 1919 del 2002, centraron la atención del Consejo Académico en su última sesión, llevada a cabo el pasado jueves 3 de octubre. En síntesis, se acordó hacer públicas las siguientes consideraciones:

1. El Consejo Académico interpreta como justo y comprensible el rechazo al Decreto 1919 del 2002 por parte del personal no docente afectado y de sus organizaciones gremiales. Sin embargo, no es claro para el Consejo Académico, como lo aduce Sintraunicol, que en el marco de la autonomía universitaria se pueda dejar de aplicar para la Universidad del Valle. 

Considera distinta la situación planteada con el Decreto 2912 de 2001, puesto que fijaba un período de transición y exigía la reglamentación de varios aspectos antes de proceder a su aplicación. Fue en ese contexto y con esas posibilidades que se logró un acuerdo con los rectores para reclamar su derogatoria y sustitución.
2. Comparte, en consecuencia, la gestión adelantada ante el Gobierno Nacional por el doctor Oscar Rojas Rentería, en su condición de Presidente del SUE y con el aval de los rectores de otras universidades estatales, para solicitar que se limite su aplicación sólo al personal vinculado a partir de la fecha de expedición. 
3. La ya difícil situación en que se desenvuelve la Universidad Pública, exige un manejo más cuidadoso y dialogado de sus asuntos por parte del Gobierno Nacional. Resulta por lo menos contradictorio el que se siga hablando de nuevos compromisos a la de Educación Superior, como el que anuncia el presidente Uribe Vélez en materia de cobertura, al tiempo que se produce un notable deterioro en las condiciones laborales de sus empleados y trabajadores. 
4. En medio de la delicada crisis por la que atraviesa el país y los riesgos que en las actuales circunstancias acarrearía el desbordamiento del conflicto, se hace un llamado respetuoso a Sintraunicol-Seccional Cali, para que se construyan opciones de protesta que no lesionen el desarrollo de las actividades académicas, ni expongan por imprudencia a la propia Universidad. 
5. Se observa con honda preocupación la personalización del problema y el uso indebido de procedimientos insultantes contra miembros de la comunidad universitaria. Los señalamientos públicos y los recurrentes bloqueos son mecanismos de fuerza que debilitan peligrosamente a la Universidad y le restan apoyo a la protesta social. 
6. Nos corresponde, como institución madura, propiciar encuentros que nos ayuden a entender y, sobre todo, a respetar el ethos universitario. No se puede invocar intereses particulares de estamento, menos circunstancias especiales, para menoscabar los principios y valores que definen y regulan el quehacer universitario. 
7. Convoca el Consejo Académico a que se discuta, con todos los estamentos y en cada una de las Facultades, lo que viene ocurriendo en la Universidad. Estamos obligados a pasar del comentario aislado y sin consecuencias, a construir una poderosa opinión, que fije derroteros y no admita imposiciones que excluyan y desconozcan a la mayoría de su población.

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